No entiendo a todos los que van tirando hate a esta película. Es una comedia romántica comercial, tan predecible como tus pelas de Marvel y con inexactitudes como cuando en tus películas USA siempre es el bueno. Bruno Ascenzo, el director, no es Kurosawa, ni Tarkovski, ni pretende serlo, y tiene un estilo constante y fresco que va en camino. ¿Cuántos de los que rajan han visto siquiera alguna de las 68 películas peruanas que se estrenaron el año pasado (sí, 68 y en pandemia) o cuantos al menos han visto Wiñaypacha también por Netflix? 

 Quizás lo que te indigna no es que haya muchos blanquitos privilegiados (tal vez lo son, no lo sé) sino que te resulta más rentable emocionalmente tirar barro hacia afuera que mirar lo que uno puede hacer por dentro como ciudadano... y eso sí es un problema.

Ver a Renata Flores y Anai Padilla cantar Regresa a todo el mundo o que se expongan temas como la #gentrificación y la especulación inmobiliaria, aunque sea con poca profundidad, me pareció bueno. Ya con eso hace más que el promedio de las comedias románticas en Netflix. Además la película no enfatiza ningún prejuicio discriminatorito como sí lo hacen La Paisana Jacinta o el Negro Mama y tampoco le quita trabajo a nadie haciendo acuerdos bajo la mesa.

¿Saben lo que realmente jode la imagen del Perú afuera?

Que seamos un país tan, pero tan, ATRASADO SOCIALMENTE. Somos lo más conservador de una Latinoamérica conservadora. Colombia, Chile, Argentina, Ecuador nos llevan una década de ventaja en derechos fundamentales como el aborto, el matrimonio igualitario, legalización del canabis y todo lo que implique una visión progresista. Tenemos el #fujicerronismo como bandera transversal, de ricos a pobres. y cualquier reforma progresista como Guzmán, Sagasti o Mendoza son ridiculizados, mariconeados y expectorados. Somos Machín pegándole a Wendy una y otra vez..

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Empecemos por nosotros mismos.